lunes, 24 de marzo de 2014

Homenaje a un demócrata

Adolfo Suárez González, sebe ser sin dudas el político más representativo de la transición española, es quien tuvo la hidalguía de asumir ese desafío a fines de los años 70, sin titubear ni reclamar auxilio, sino más bien se enfrentó a sí mismo, a su historia y quienes deseaban que la nueva España, no fuera sino una caja de resonancia del franquismo.
Se equivocaron quienes vieron en aquel entusiasta ciudadano de Ávila un continuador de esa larga dictadura, ya que Adolfo Suárez, fue el político que ha hecho los cambios más profundos en España, es quien lideró la nueva Constitución y con ello la democracia, es quien se enfrentó a una gran mayoría legalizando el Partido Comunista Español (PCE), y en esos mismo años forzó el debate para llevar a las Cortes, una ley de divorcio. Así es, este político, a que todos creían que sería el más franquista de todos, tuvo claro su lugar en la historia y no sólo la enfrentó, sino que también la sumió con honores.
Este lugar es solamente de unos pocos, porque no todos los que les toca liderar procesos tan complejos como el retorno a la democracias de sus naciones, saben cumplir fielmente su cometido, el mínimo el número de quienes demuestran de que están hechos, es acá donde el Duque de Suárez tiene su lugar, como también lo tienen Nelson Mandela en Sudáfrica y Patricio Aylwin en Chile.
Cuando los tiempos no lo acompañaban las querellas internas fragmentaban su coalición política, Adolfo Suárez no dudó en un segundo y presentó su dimisión al mando del Gobierno, para evitar un quiebre democrático. Lo que no sabía es que este quiebre ya se estaba fraguando y desembocó en el aquel 23 de febrero de 1981, o más conocido como el 23-F, donde un teniente coronel quiso que la democracia en España fuera sólo un paréntesis, pero nuevamente ahí estaba Suárez para enfrentarse con los golpistas y no amilanarse, las mejores escenas en defensa de la democracia, de esa jornada la dieron Suárez y su ministro de defensa, el general Gutiérrez Mellado, quienes en ningún momento vacilaron y se mantuvieron indemnes frente a quienes querían instalar la felonía en España.
Sus últimos años, los pasó en el olvido, no porque la gente no lo recordara sino porque Suárez sufrió de Alzheimer, y una vez más enfrentó una dura batalla, que esta vez la dio por inercia, ya tan acostumbrado a dar largas e injustas peleas.
Su recuerdo será el de un demócrata, que supo llevar la concordia a una nación fragmentada, que supo llevar la paz a una sociedad en duelo, que supo ir más allá porque había que recuperar el tiempo perdido.



Otoño de 2014