miércoles, 14 de abril de 2010

Toda la Justicia contra un Prevaricador...


El Tribunal Supremo de España, ha resuelto sentar en el banquillo de los acusados al juez Baltasar Garzón, por prevaricación en el caso de investigar los crímenes del franquismo. Cabe destacar que quedan otras dos querellas pendientes contra Garzón de muy fuerte tenor.

Todo lo ocurrido ha echado por la borda todo lo avanzado en causas de derechos humanos, como fue el intento por juzgar al dictador de Augusto Pinochet, aquello nos dio un impulso para poder realizar un juicio acá en Chile, al que por mucho tiempo habíamos obviado y –al parecer- nos habíamos conformado con no tenerlo.

Sin embargo lo anterior, Garzón está siendo bien juzgado por el Tribunal Supremo de España, no sólo por juzgar a personas que estaban muertas (guerracivilistas y franquistas), además a sabiendas que estaban fallecidos, que existía una ley aprobada también por la izquierda, además argumentando que La Falange –por muy facha que sea- no tenía la altura moral para defenderse. Ordenó exhumar la tumba de Federico García Lorca, a pesar que su familia se oponía, por el dolor a causar y a sabiendas de la verdad.

Además éste juez no sólo olvida que fue miembro de las Cortes Españolas como diputado por el Partido Socialista Obrero Español, en el año 1993, obviamente el PSOE es un partido contrario a lo que fue el franquismo –qué duda cabe- y por consiguiente: ¿no es raro al menos, que el ex diputado del socialismo español juzgue a quienes representan a la derecha? Obviamente, que no tiene validez alguna.

No defenderé los crímenes del franquismo ni los justificaré, todo lo contrario los condeno con las mismas fuerzas y ahínco que lo hago criticando la dictadura cubana, la chilena y la iraní. Pero lo que hace Garzón es terminar deslegitimando todo proceso judicial que inicia, por el sólo hecho de ser una parte involucrada, que no es más que el fiel reflejo de un vampiro buscando a una posible víctima exuberante de sangre.

Para sumar aun más, el magistrado de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón solicitó en los años 2005 y 2006 a Emilio Botín, presidente del Banco Santander, dinero para estudiar en Nueva York, y al tiempo después de haber recibido el dinero de Botín, y obviamente cursado los cursos en la cosmopolita cuidad de Norteamérica, Garzón archivó una querella contra Botín, sin siquiera auto marginarse del proceso, entonces ¿es eso o no prevaricación?

Como si todo lo anterior fuera poco, garzón nos volvió a sorprender el año pasado, cuando comenzó a sustanciar una cusa contra su archirrival político el Partido Popular, (caso Gürtel) debido a una red de corrupción que funcionó en algunos ayuntamientos de la capital. Para variar Garzón no se marginó, tomó el proceso con fuerzas, filtrando información del secreto de sumario a los medios afines al gobierno, y ordenando intervenir y escuchar ilegalmente las conversaciones telefónicas (escuchas) entre los acusados y sus abogados (la legislación española permite intervenir los teléfonos y conversaciones entre abogados y acusados sólo en casos de terrorismo), no en casos de corrupción. En pleno caso Gürtel, se le sorprendió al ministros de justicia del PSOE Mariano Fernández Bermejo, al magistrado Garzón y al Comisario General de la Policía Judicial, Juan Antonio González, responsable de la investigación contra el seno del PP de Madrid, en una actividad cinegética, o sea, se juntaban: el acusador, quien sustancia la investigación y quien realiza los peritajes de la investigación a cazar. Debido a esto último tuvo que dimitir el ministro Fernández Bermejo.

No soy de derecha, pero tengo un profundo aprecio por la aplicación del Estado de Derecho, y este tipo de personas les hace mal a las democracias, a los estados de derechos, a las libertades públicas y al buen desarrollo de la sociedad.

Felicitaciones al Supremo español, por hacer justicia con quien lo la ha practicado en el último tiempo, así y sólo así se podrá tener confianza en las instituciones judiciales.

Por último una reflexión, se han fijado que al juez Garzón no le gustan las leyes de España, porque siempre va más allá de lo legal. Para esto Garzón tiene un solo camino: convencer al PSOE o si no formar un nuevo movimiento político, presentarse y ganar las elecciones y desde las Cortes Españolas derogar las leyes y hacer leyes que le gusten.