martes, 7 de mayo de 2013

SE HA MUERTO UN DEMÓCRATA, UN DEMÓCRATA CRISTIANO


La naturaleza nos explica con ejemplos gráficos lo sabia que es. No es casualidad que en los difíciles momentos que pasa la política italiana, donde la falta de acuerdos, la arrogancia y el abuso de los vetos a los dirigentes que no sintonizan con ellos, se ha transformado en el pan de cada día, y en medio de este escenario, nos ha dejado don Giulio Andreotti.
Estas palabras no vienen a redimir –en caso alguno- sus errores políticos, que los tiene, no obstante de aquello, lo que viene es a valorar en su máxima complejidad su autentico sentido de Estado, de responsabilidad política, de arrojo y audacia. No es menor que Il Divo, haya ocupado siete veces la Presidencia del Consejo de Ministros de Italia, y diferentes ministerios, además de ser un parlamentario de excelencia, donde siempre se destacó su talante de dialogo y búsqueda de acuerdos.
Para los demócratas cristianos, la figura de Andreotti no es indiferente, ya que desde muy joven,  se crió políticamente bajo el alero de Alcide De Gasperi, un hombre noble para el Humanismo Cristiano, que sin dudas lo marcó. Debemos recordar que De Gaspieri, junto con Konrad Adenauer, serán siempre recordados como los padres fundadores de la DC europea.
El compromiso de Don Giulio, con la vinculación de Italia con Europa no fue menor, tampoco de la relación de su país y del viejo continente con América Latina y obviamente con Chile. Cabe reconocer que destacó cuando ejerció como ministro de Políticas Comunitarias, como un hombre al servicio de la integración.
Los chilenos lo conocieron como una figura jugada y solidaria, cuando los recibió en el exilio, por causa de la dictadura, como también por la vuelta a la democracia en nuestro país. Son innumerables chilenos y demócratas cristianos de América latina que siempre vieron en don Giulio un hombre que los cobijó en los momentos de angustia y vulnerabilidad política.
Es de de nobleza, realzar la imagen de este gran democratacristiano, en la contribución al desarrollo de la democracia italiana, donde muchas veces tuvo que actuar tomando difíciles decisiones, incluso incomprendida por sus cercanos y votantes. Supo no doblegarse al terrorismo, supo cuando tender la mano para avanzar en acuerdos en pos de la paz política y social, en fin, actuó tal como era, un estadista.
La figura de Giulio Andreotti, marcará a muchas generaciones de jóvenes, que sabrán reconocer, en ese viejo encorvado que ha muerto, un ejemplo de servicio al bien común, a la causa de las personas, que buscaban personas que los representaran con pasión, con ahínco  y valentía para resolver y atender sus problemas. Pero Andreotti no sólo se quedaba en aquello, sino también en los problemas de las generaciones venideras, con un prisma de Estado, buscando un justo y sano equilibrio.
Sus errores, serán un guía para todos nosotros como cosas que no hay que hacer, pero en tiempos donde el dialogo es cada vez más escaso, donde los acuerdos ya no priman en el horizonte político, necesitamos figuras como Andreotti, donde, sin lugar a dudas su compromiso con la democracia, sin apellidos ni tutelajes, es el más claro ejemplo que debemos rescatar en él.

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