sábado, 1 de marzo de 2008

La tensión sobrepasa al PSOE




Estamos ad portas de concurrir al primer desastre electoral de un presidente en ejercicio que busca su reelección como presidente del gobierno, en toda la democracia española. Efectivamente, José Luis Rodríguez Zapatero, se ha estancado en los estudios de opinión. Las encuestas reflejan que su intención de voto está bajando, su diferencia de cerca del 2% frente a Mariano Rajoy Brey, se está esfumando.
La Estrategia del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), de confrontar la campaña, de tensionarla y dejar aislado al Partido Popular (PP) no ha servido, sino más bien le ha jugado en contra.
Lo peor que le puede haber pasado a Zapatero, es que una vez terminada una entrevista con su seguidor, el destacado periodista Iñaki Gabilondo, micrófono abierto, le cometa que le conviene la tensión en la campaña y él va a buscar dramatizar frente al PP.
Sus seguidores y aliados le han hecho caso, en Galicia han zarandeado a la presidenta del PP en el País Vasco, María San Gil, amenazándola de muerte y acusándola de fascista, el PSOE gallelo, no quiso condenar aquellos actos en la universidad de Santiago de Compostela. Acto seguido en Barcelona, la cabeza de lista del PP en dicha provincia, Dolors Nadal, también fue zamarreada e insultada, y le impidieron dar una conferencia en la universidad catalana. Como si eso no bastara, la ex socialista Rosa Diez, que va de candidata en un nuevo referente (Unidad, Progreso y Democracia) y quien se ha caracterizado por ser muy crítica de la política de ZP, también fue insultada en una universidad madrileña. Todos condenaron el ataque, con la excepción del ex presidente del gobierno socialista, Felipe González, quien dijo que “no había que llorar por aquello”.
Dos consejeros del gobierno de la comunidad de Madrid, pertenecientes a las filas de Rajoy, fueron escupidos, golpeados y amenazados en el ayuntamiento madrileño de Parla por un grupo de personas, entre ellos, un concejal del PSOE y un ex concejal del mismo partido de Zapatero.
Diferentes líderes del PP han sido amenazados en insultados haciendo campaña, especialmente en Cataluña, por ejemplo el secretario general Ángel Acebes, el portavoz de los populares en el congreso de los diputados, Eduardo Zaplana, y el eurodiputado y ex vicepresidente del gobierno, Jaime Mayor Oreja.
Pero la gota que ha sobrepasado el vaso, fue el insulto a diestra y siniestra del mismo Felipe González, quien llamó a Mariano Rajoy de “imbécil y vago”. La vicepresidenta del gobierno, no fue capaz de condenar o sólo lamentar las frases perturbadoras, por decir lo mínimo, de González.
Pero si todo aquello no bastara para desgracia de Rodríguez Zapatero, un importante consultor de Morgan Stanley, ha afirmado en una conferencia en la prestigiosa universidad ESADE, que existen varias inmobiliarias que se encuentran en situación de quiebra y que el gobierno ha solicitado que no se diga nada, sólo hasta después de las elecciones del 9-M. Suena raro, cuando fueron los socialistas, quienes acusaron al gobierno de José María Aznar de manipular la información y de ocultar la verdad frente a los atentados del 11 de marzo del 2004. Ahora al parecer los papeles se invierten, y lo que ellos acusaron al PP cuatro años atrás, lo hacen sin escrúpulo alguno.
Mariano Rajoy, ha caminado por la senda correcta en su campaña, sin descalificaciones y con propuestas sobre los principales problemas económicos que hoy afectan a los bolsillos de los españoles y que el gobierno se empeña en desmentir.
Aún más, Rajoy demostró rotundamente en el primer debate con Zapatero que está completamente preparado para ser presidente del gobierno.
Es de esperar que la tensión desaparezca y que las disputas por ideas surjan de todos lados, sin menospreciar ninguna, aunque no se comulguen con aquellas.
El 9 de marzo, a mi juicio, no sólo se renueva el gobierno, se contraponen dos visiones diferentes de España.
El candidato del Partido Popular, Mariano Rajoy, es la esperanza de mantener la visión de la España unida y fuerte frente al terrorismo de ETA.


Valparaíso, verano de 2008.